Cafe D'espresso, en Manhattan

miércoles, 22 de diciembre de 2010


El tema de la lectura es fundamental para un café de Manhattan, sobre todo si está ubicado a sólo una manzana de la New York Public Library, y pretende recibir a los clientes ávidos de un cappuccino y devorar, además de alguna confitura, el siguiente capítulo de esa novela que nos tiene atrapados o repasar la lección de la próxima clase.




Así se gestó la idea que está detrás de la ambientación de este local, repleto de libros y estanterías que parecen que van a caerse en la cabeza de los comensales recurriendo a un efecto óptico.




Claro, que es un truco de diseño, pero también podría convertirse en una herramienta de marketing.
Aunque a primera vista los libros parecen reales, han sido impresos sobre papel, con tonalidades sepia, en un curioso efecto que recuerda a Alicia en el País de las Maravillas, puesto que parece que el bar de repente se ha volcado.




Y si se mira a la derecha, las lámparas de bola que en general cuelgan del los techo están colocadas en posición horizontal, como si la gravedad tuviera sus propias maneras en este ambiente: los paneles de cristal de los que salen, en realidad, se parecen más a los paneles del techo.




Pero observando bien de cerca, se puede advertir que la pared de la izquierda, revestida en madera oscura, da la impresión de ser el “suelo”; y el sofá tapizado podría estar descansando en ese suelo.







La inspiración, según ha reconocido el equipo creativo, fue la famosa escena de la azafata en la estación espacial de 2001 Space Oddysey. “Es la sensación que consigue uno tener después de tomar demasiados espressos con el estómago vacío”.


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