El arquitecto Bruno Erpicum ha transformado las antiguas bodegas de una antigua fábrica de Düsseldorf en un amplio loft de aspecto casi monacal.
Mi espacio favorito es el diseño del comedor, seguido de cerca por el cuarto de baño. El salón para mi gusto se ha quedado demasiado vacío cómo desalmado le falta algo más de calidez.
Me gusta que se haya conservado la estructura original del antiguo edificio, donde el ladrillo y el hormigón de aire más industrial conviven con la suavidad del blanco aportándole luminosidad y modernidad.
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